Clandestinidad en la Comercialización de Drogas Prohibidas y Tráfico de Influencia: Una Tragedia para la Humanidad
Por: Roque J. de León B.
Hoy asumimos la responsabilidad de escribir sobre un tema del que muy poco se habla, la tragedia social que representa la clandestinidad de la comercialización de las drogas controladas y el tráfico de influencia que genera; entiendo que a pesar de su complejidad el lector cuando inicia quiere concluir para conocer su desenlace.
El hablar de esto me recuerda los momentos críticos de los gobiernos del Dr. Joaquín Balaguer Ricardo cuando en República Dominicana la libertad de expresión y difusión del pensamiento era coartada y en Puerto Plata sólo el Dr. Gabriel Imbert (Gary «EPD»), siendo miembro del partido Unión Patriótica (UPA), se aventuraba a dictar conferencias en nuestros clubes deportivos y culturales; al final cuando llegaban los guardias les encontraban a él y a lo sumo, uno de los directivos y organizadores del evento que por lo regular solían escapar por la puerta trasera.
Algunos se sorprenderán al leer de mi pluma este escrito, pero tengo que recordar que «en el año 1919 en EEUU el congresista Andrew J. Volstead sometió un Proyecto al Congreso de su país, que tres meses más tarde se convertiría en la Ley VOLSTEAD en su honor, (Ley Seca) que prohibía la venta y el consumo de alcohol».
Esta no sólo fue deficiente sino que motivó el inicio de la comercialización clandestina de ese producto, impulsó el surgimiento de los grupos mafiosos, generalizó la corrupción política y policial en Estados Unidos, a la vez que permitió el surgimiento del gansterismo y de personajes como «Alphose Gabriel Capone (Alcapone)». La Ley Seca fue dejada sin efecto «en el año 1932 con la llegada al poder de Franklin Delano Roosevelt».
En nuestra época contemporánea surte el mismo efecto la prohibición de la comercialización de las sustancias prohibidas.
«Los países Suramericanos y muy especialmente México», en Centroamérica por su posición fronteriza con Estados Unidos de América, «a principios del siglo XX fueron los primeros en patrocinar y motivar el cultivo de la coca y la amapola en el estado Sinaloa»; luego se extendió a varios Estados más, a fuerza de sobornos a las autoridades.
Desde esa época la violencia que predomina en ese país, primero en la frontera contra las autoridades de Estados Unidos para lograr penetrar a su territorio, y luego al interior de su país donde los diferentes cárteles formados bajo la sombra y protección de las autoridades» se disputaban y aún se disputan el control del negocio.
Hay países como Colombia por ejemplo, donde el cultivo, fabricación, distribución y venta de sustancias prohibidas dio origen a grupos llamados revolucionarios que apoyados sobre el supuesto de la liberación nacional de su país promovían no sólo el narcotráfico sino el secuestro de autoridades, periodistas y empresarios, entre otros tipos de ciudadanos inocentes; llegando los líderes al extremo de procrear hijos con mujeres privadas de su libertad.
Para nadie es un secreto que ese negocio ilegal se ha extendido en un alto porcentaje a los países del mundo, aún los más drásticos.
En términos sociales, el narcotráfico es una catástrofe. Por lo general produce cambios cualitativos en la sofisticación del crimen organizado, genera grandes fondos que posteriormente son reinvertidos en otras formas criminales a gran escala como: los juegos de azar, la prostitución, la extorsión laboral, competencia desleal; de igual manera genera complicidad y corrupción en todo el entramado de los Sectores Privado y Público incluidos los Poderes Legislativo y Judicial, sin dejar de mencionar los Cuerpos Castrenses y Policiales. Nuestro país no ha salido ileso y en dos décadas hemos tenido, que se conozcan, cuatro grandes redes mafiosas de narcotráfico y el crimen organizado encabezada por los