OPINION – Países Bajos: una lección de ética política al tercer mundo

EL AUTOR es escritor. Reside en Nueva York
- Por ARTURO MORATO B.
PREFACIO
Mi esposa y yo habíamos hecho ya una costumbre de que, en cada verano realizábamos -si las circunstancias y la economía lo permitían- un viaje de placer y de manera específica al viejo continente de Europa, no solo por la belleza y majestuosidad de sus ciudades, sino también, por el acervo cultural que radica en ellas , el cúmulo de historia que lo precede y disfrutar de cerca la forma de vida y el comportamiento de sus habitantes.
Todo estaba planeado para el verano del 2020 y en esta ocasión partiríamos hacia Bruselas, Bélgica , considerada «la capital política de Europa» y, posteriormente, hacia los Países Bajos, hasta hace poco conocido como Holanda, la ciudad de los canales de agua y llamada «la pequeña Venecia», la tierra de los famosos pintores Rembrandt, Vincent van Gogh y M.C. Echar entre otros y, por supuesto, visitar la memorable casa-museo de Ana Frank, una cita obligatoria en Amsterdam para cualquier turista que quiera conocer la crueldad de nazismo, el régimen del orate Adolf Hitler Pölzl y su política en contra de los judíos, además de las otras atracciones que hacen de esa ciudad un paraíso en la tierra.
Como ya es harto conocido, llegó la pandemia del virus chino (SARS-CoV-2) y no solo frustró mis planes personales, sino también, los de millones de seres humanos alrededor de todo el planeta, trayendo muerte, dolor, sufrimientos, una distorsión y una pérdida inestimable en la economía mundial y estableciendo en ese año fatídico para la humanidad, un antes y un después. Todo ello como consecuencia de un silencio ominoso y avieso del régimen comunista de China, que bien debiera ser enjuiciada en el Tribunal de la Haya en Amsterdam por crimen de lesa humanidad y los daños económicos ocasionados al mundo.
La razón por lo cual mencioné este frustrado viaje al comienzo de este trabajo de opinión, obedece a que precisamente, en uno de esos países que iba a visitar, sucedió un hecho de connotación política y social, que obligó la dimisión en pleno del gobierno, dando muestra con ello de la madurez, la cultura, los valores y la ética en que se maneja el poder político. Ese hecho sucedió en los Países Bajos, y puedo afirmar que es la tónica en las naciones nórdicas y, en su mayoría, en casi toda Europa, muestra de su evolución política y cultural.
En esta exposición escrita que hoy presento a los amables lectores, aparece en el título de este trabajo de opinión el término «tercer mundo» y ocurre muy a menudo, que muchas veces ya sea en nuestros diálogos, leyendo o escribiendo, de manera mecánica damos uso a vocablos que en cierta medida comprendemos pero que, en muchas ocasiones desconocemos sus orígenes, quién lo dijo, cuándo y el porqué de su razón. Este es el caso de la locución «tercer mundo». Explicado esto, paso al desglose de esta modesta opinión.
¿A qué se le llama el tercer mundo?
Este concepto fue acuñado en la década de 1950 y su autor lo fue el economista y sociólogo francés Alfred Sauvy. Para esa época, la sociedad estaba establecida en tres fases sociales: la nobleza, el clero y la burguesía-campesinado que constituían el tercer estado. Sauvy tomó como partida ese tipo de estamento social y político, estableciendo un paralelismo y le dio al mundo una nueva visión en la época de la Guerra Fría.
Fue así que el sociólogo Sauvy estableció un nuevo formato: el primer mundo, le correspondía al capitalismo industrializado, el segundo mundo, al socialismo y el tercer mundo, a las naciones que no pertenecían a ninguno de los dos bloques anteriores.
Al ocurrir la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el segundo mundo desapareció para Sauvy y fue entonces que formó el concepto del «tercer mundo», haciendo referencia a los países subdesarrollados, es decir, los de escasos recursos, con mucha desnutrición, una salud pública deficiente, problemas educativos, dependencia Económica, desigualdades sociales, conciencia de pobreza, deficiencias poblaciones y agricultura de baja productividad entre otras problemáticas más.
Pinceladas de ética y moral política
Las consideraciones expuestas en el prefacio, obedecen a que recientemente salió a la palestra una información en los diarios internacionales que daban cuenta de la renuncia en pleno del gabinete de gobierno del primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte Dilling, el cual dimitió por una mala gestión de los subsidios para las familias. Esa decisión tomada por el ministro Rutte le fue informada al rey Guillermo Alejandro Nicolás Jorge Fernando, el cual la aceptó y dejándolo en su cargo de manera provisional hasta que se hagan nuevas elecciones y, en cierta forma, por las actuales circunstancias de la pandemia.
La falla del gobierno de Rutte consistió en que en un sexenio (2013-19) 10 mil familias, en su mayoría migrantes turcos y marroquíes, fueron afectados por cobros de la Agencia Tributaria por supuestamente haber cometido fraude al estos recibir préstamos del gobierno para el cuidado de sus hijos, los cuales tuvieron que reembolsar al Estado miles de euros.
Como consecuencia de esta acción gubernamental, 600 familias entablaron una demanda por los perjuicios y daños morales ocasionados, provocando con ello la caída total del gabinete del ministro Mark Rutte y ocasionando de paso un escándalo sin precedente en el seno del gobierno neerlandés y un rechazo por parte de una sociedad no acostumbrada a estos desaciertos políticos. Esto nos da una muestra en la manera diáfana y el respeto que se tiene a los gobernados y a las leyes institucionales. Hay que indicar que estas familias, no eran neerlandesas sino, migrantes de otros países.
La pregunta que formulo a los amables lectores es la siguiente: ¿Hubiese tenido similar actuación un ministro, un funcionario o un jerarca de alto rango en el esquema gubernamental en uno de los países localizados al sur del río Bravo? Mi respuesta en que lo dudo mucho, pues hay carencia de entrega, de responsabilidad, de una amplia y sólida formación cultural y política y por demás, una ausencia total de ética, moral, valores y escrúpulos en el rol político.
Radiografía del rol de los políticos del tercer mundo
Hay un conocido teorema en la geometría plana que reza: «La distancia más corta entre dos puntos es la línea recta que los une». Yo he querido hacer un paralelismo a nivel político y digo: «La distancia más corta que existe entre salir de la pobreza y ostracismo social es la política que los une». En efecto, la política que ejercen y promueven los llamados líderes latinoamericanos, no es más que un populismo barato, mediocre, insustancial, carente de valores morales, de ética, de sinceridad y de propuestas coherentes y realizables.
Por esa razón y tomando como punto de partida la actuación del primer ministro Mark Rutte Dilling y su equipo de gobierno que lo asistía en los Países Bajos y gran parte de Europa, podemos hacer una radiografía del proceder de los rufianes líderes latinos que llegan a la cima del poder político, ya sean como presidentes o ministros del gobierno y los resultados son los siguientes:
1.- Crean empresas (offshore) para convertirse en suplidores del Estado al cual sirve desde una posición estatal y amasar una fortuna aparte de las prebendas de su cargo;
2.- Con la corrupción en sus puestos, se construyen lujosas viviendas, compran fincas de recreo y son accionista de diversas empresas;
3.- Envían a sus hijos estudiar en universidades de los Estados Unidos o de Europa y sus esposas viajan a comprar en lujosas tiendas y boutiques en esas naciones;
4.- Tienen y mantienen a una o dos queridas, le asignan lujosos apartamentos y las ponen en la nóminas estatales bajo su dependencia con jugosos salarios a costa de Estado;
5.- En su casa hay varios automóviles de lujo y cada miembro de la familia disfruta del suyo y se asignan vigilantes, sirvientes y choferes con sueldos en la nómina estatal;
6.- Deposita parte de su fortuna en dólares o euros en bancos de los paraísos fiscales y usan testaferros para tenerlos alejado de cualquier investigación;
7.- Generalmente tienen un apartamento de lujo en La Florida, Estados Unidos o por igual, adquieren o construyen una villa en una zona turísticas del país.
Lamentablemente, esa es la imagen típica del ejercicio político que reina en Latinoamérica, liderada por corruptos con sonrisa de satisfacción por el nivel de vida alcanzado a través del ejercicio de engañar a los demás, con falsas poses de patriota y que se sirven del Estado asumiendo posturas hipócritas. Cualquier similitud con los funcionarios en la República Dominica no es casualidad, es la realidad. Por esa razón, cuesta mucho pensar que lo sucedido en los Países Bajos pueda repetirse en una nación del tercer mundo.
ar_mo_17@hotmail.com
Fuente: Al Momento
